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Historia de Leo
Fue el verano de 2010, concretamente en el mes de agosto, cuando conocí a Leo, el perro del pastor Julián. Leo no era su nombre de echo no tenia nombre. Aquella calurosa tarde de principios de agosto cuando le vi por primera vez, tumbado y fatigoso por el calor bajo una encina, mirando a la nada estaba junto a una chica llamada Rossi. Hablamos de las heridas que tenia, nos entró un poco de angustia y queríamos llevarlo a algún veterinario. Vimos que no podíamos. No sabía por entonces que era el perro del pastor. En aquellas calurosas tardes de campo de verano, refugiado bajo la sombra de una encina y con ciertas marcas de sufrimiento en su cuerpo, siempre estaba al borde del camino, al cuidado de su rebaño. De inmediato me poseyó una sensación de compasión y fascinación por aquel perro mastín de color castaño y mirada noble. Le bauticé con el nombre de Leo porque era el signo del zodiaco al que pertenecía el mes de agosto y porque por su inmensidad y su color me recordaba a un león. Su nombre, León-Leo fue también para que tuviera algo en común conmigo. Le conocí en agosto el mes en que nací yo, y además es mi signo del zodiaco Fue un verano que recuerdo lleno de tristeza y llanto y Leo se presentó en mi vida. Cada tarde que podía iba a verle, a curarle las heridas y sobre todo a darle comida y agua. Tenía un compañero de trabajo, otro mastín de color blanco y bastante mayor que andaba con dificultad y tenia sobre su piel varias cicatrices. Le puse de nombre White pero al poco tiempo murió. Según me contó Julián, White se fue a morir con dignidad a un lugar donde nadie lo encontrara… por mas que buscamos, nunca encontramos rastro de él.
Mas tarde tuvo una hermosa compañera que yo la llamaba Leona y que vino de otro rebaño de La Cabrera. Al poco tiempo, tuvieron cinco hermosos cahorrillos. En marzo de 2014… tuvieron otra camada. Leona la mastina ya no podía mantenerla, ella estaba flaca y viejecita y sus cachorros a punto de morir. Con apenas 5 días. Los adopté… y ahora viven conmigo tres: Pachón Pina y Tula. Aquiles y Bruno fueron dados en adopción. En 2015, en un embarazo no deseado de Pina y su hermano Pachón, trajeron una bonita camada de mastines que fueron dados en adopción y son felices con sus familias. Desde entonces hasta hoy iba a ver a Leo, le llevaba comida, le hacia fotos a él y a toda su familia. En estos años… le han pasado muchas cosas. Murió su dueño Julián, su compañera, la hermosa mastina Leona, murió hace un año, luego le secuestraron y se escapó. Volvió con su otro dueño Fernando hermano de Julián, pero las cosas no iban bien. Leo hacia perfectamente su trabajo, y nadie podía acercarse a sus ovejas, por lo que cogió fama de tener mal carácter.
It was the summer of 2010, specifically in the month of August, when I met Leo, the dog of Pastor Julian. Leo was not his name, he did not have a name. That hot afternoon in early August when I saw him for the first time, lying down and fatigued by the heat under an oak tree, looking at nothingness was next to a girl named Rossi. We talked about the wounds he had, we got a bit of anguish and wanted to take him to a veterinarian. We saw that we could not. I did not know by then that it was the shepherd's dog. On those hot summer field evenings, sheltered under the shade of an oak and with certain marks of suffering on his body, he was always on the edge of the road, looking after his flock. Immediately I felt a sense of compassion and fascination for that brown mastiff dog and noble look. I baptized him with the name of Leo because it was the sign of the zodiac to which the month of August belonged and because of its immensity and its color it reminded me of a lion. His name, Leo-Leo was also so that he had something in common with me. I met him in August the month in which I was born, and it is also my sign of the zodiac It was a summer that I remember full of sadness and crying and Leo showed up in my life. Every afternoon I could go to see him, to heal his wounds and especially to give him food and water. He had a work colleague, another white mastiff, and a much older one who was walking with difficulty and had several scars on his skin. I named him White but soon died. According to what Julian told me, White went to die with dignity to a place where no one would find him ... no matter how hard we search, we never find a trace of him.
Later he had a beautiful companion that I called Leona and that came from another flock of La Cabrera. Soon, they had five beautiful cahorrillos. In March 2014 ... they had another litter. Leone the mastina could not keep her anymore, she was skinny and old and her puppies were about to die. With just 5 days. I adopted them ... and now they live with me three: Pachón Pina and Tula. Achilles and Bruno were given up for adoption. In 2015, in an unwanted pregnancy of Pina and her brother Pachón, they brought a nice litter of mastiffs who were given up for adoption and are happy with their families. From then until today I went to see Leo, I brought him food, I took photos of him and his family. In these years ... many things have happened to him. He died his owner Julián, his companion, the beautiful mastina Leona, he died a year ago, then they kidnapped him and escaped. He returned with his other owner, Fernando, Julian's brother, but things were not going well. I read perfectly his work, and nobody could approach his sheep, so he got a reputation for bad character.